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figura en el epígrafe del libro La interpretación de los sueños, de
Freud: Flectere si nequeo superos, Acheronta movebo. (Ya que no
puedo influir en el cielo, conmoveré el infierno.) [7]
Simbolismo espiritual y simbolismo subjetivo moderno
El simbolismo sagrado es el paradigma, el modelo y el origen del
simbolismo poético. El simbolismo individualista moderno se ha
alejado progresivamente de ese arquetipo, por lo cual se ha vuelto
cada vez más arbitrario y obscuro. El simbolismo “privado” o
subjetivo que utiliza la lírica moderna diverge arbitrariamente del
lenguaje comunicativo normal; esto no contribuye a la conquista del
conocimiento, sino que causa confusión, incomprensión y
obscuridad. La fantasía y el simbolismo arbitrarios tienen una
intención exclusivamente estética destinada a obtener la novedad y
la sorpresa. El simbolismo espiritual, en cambio, es una iconografía
exacta que coopera a la aprehensión de la verdad espiritual y
metafísica. El simbolismo espiritual está adaptado especialmente a
las condiciones de la naturaleza humana, que no es puramente
intelectual y necesita en consecuencia accesorios sensibles para
elevarse a las esferas superiores.
La concepción moderna según la cual los símbolos y mitos
tradicionales tienen su origen en el subconsciente, representa una
inversión del orden normal, ya que confunde el superconsciente, lo
sobrehumano y lo espiritual con lo inconsciente y lo infrahumano.
Una de las fuentes del simbolismo poético moderno proviene del
orden inconsciente (en el “surrealismo” por ejemplo); la otra fuente
