Page 18 - Revista Amanecer Online
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declara Radin (2009) al sostener que algunas personas valoran la
ciencia, otros valoran la espiritualidad y que es hora de volver a
unirlas, permitiendo que cada rama se informe una de la otra sin
debilitarse, sino fortaleciendo la comprensión general del individuo y
de la realidad.
De esta misma manera sostiene Maslow que no existe ninguna
razón para que la ciencia renuncie a problemas como amor,
creatividad, valor, belleza, imaginación, compasión, moral y alegría,
dejándolos del todo en manos de la dimensión dominada por los
“no-científicos”, a los que Maslow menciona como poetas, profetas,
clérigos, dramaturgos y artistas. Es posible que estas palabras (amor,
belleza, creatividad y demás) puedan ser tomadas por poco
académicas o escasamente científicas, pero es innegable que
refieren a experiencias inherentes a la vida del ser humano. Por lo
tanto, al igual que se pregunta Maslow, ¿por qué habríamos de
descartarlas de la ciencia o buscar subterfugios para nombrarlas?
Felizmente, se comprueba que enfoques actuales que estudian al ser
humano revalidan su dimensión espiritual y admiten cada vez más el
uso de esta nomenclatura poco científica. Es de esperar que esta
perspectiva ayude a reformular y aunar de una manera articulada el
conocimiento disperso que se ha ido acumulando sobre el ser
humano a lo largo de los siglos.
Los fenómenos espirituales como objetos de estudio científico
William James (1902) fue el primero en incluir los fenómenos
espirituales como realidad de estudio científico. Junto a James,
diferentes autores aportaron estudios críticos que pueden
considerarse el fundamento de la psicología del espíritu (Valiente