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La ciencia frente a la dimensión espiritual
entendida como un ser bio-psico-espiritual inmerso en lo social, la
búsqueda de su salud, bienestar, progreso, felicidad y toda otra
empresa emprendida para su crecimiento, es encarada no en bien
de una sola de estas partes sino de todas ellas, simultáneamente.
Quizás sea la dimensión espiritual la que requiera mayor
conceptualización pues a lo largo de la historia de la psicología y otras
ciencias es la que más problemas y disensiones parece haber
provocado.
Se entiende por espíritu a la parte inmaterial que, junto con el cuerpo
o parte material, constituye al ser humano; se le atribuye la
capacidad de sentir y pensar (Hurtado et al., 2006). Por su parte, el
concepto de espiritualidad refiere a la condición de desarrollar las
características del espíritu (Real Academia Española).
Como expone Perrone (2018), el ser humano tiene diferentes esferas
de funcionamiento: una dimensión biológica, expresada en el cuerpo
y sus necesidades; una dimensión psíquica que propicia
pensamientos, emociones, y por último la dimensión espiritual,
consistente en el mundo de las aspiraciones más allá de lo material.
La dimensión espiritual. Problemas y disensiones
epistemológicas
Durante el transcurso de los siglos la espiritualidad fue un importante
objeto de estudio y al mismo tiempo tomada como fuente de
conocimientos. En efecto, durante milenios fueron las religiones las
que propusieron explicaciones frente a hechos físicos, biológicos,
astronómicos, manifestaciones de la naturaleza y otros sucesos
empíricos, siendo estas respuestas de índole espiritual. Cuando