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crear el jardín de las delicias espirituales, intelectuales. El ser humano
ve con el intelecto, no con los ojos. Sin el intelecto, el ojo se abriría
inútilmente. Sin intelecto no hay cognición, sólo hay percepción. El
amor al arte no debe confundirse con el “refinamiento de los sentidos
o sentimientos”.
La perfección es la imitación exacta de un modelo transcendente
mediante la adecuación, o sea la correspondencia fiel entre la obra
de arte o poética y un modelo arquetípico visible sólo para el
intelecto. No se imita al producto de la naturaleza (natura naturata)
como en la Antigüedad clásica, lo que sería la copia de una copia,
sino al modo de obrar y crear de la naturaleza (natura naturans,
creatrix, universalis, Deus)
Según Santo Tomás (Summa theologiae. I.,117a.1) Ars imitatur
naturam in sua operatione (El arte imita el modo de crear de la
naturaleza). El artífice humano, autor, creador, artista, poeta, trabaja a
imagen y semejanza del artífice divino, con la diferencia que mientras
el artífice humano emplea materiales preexistentes, el artífice divino
extrae su propio material de la posibilidad ilimitada, que aún no
existe, y por lo tanto se denomina “nada”; de aquí procede la
expresión “ex nihilo fit”.
Según reza en las escrituras tradicionales: Fíjate para lo que hagas
según los modelos que te han sido mostrados en el monte (Éxodo,
25, 40)
Todas las formas humanas (silpa) que se crean en la tierra son una
imitación (anukrti) de las formas divinas (Aitareya Brahmana, VI, 27)
Existe, sin duda, un harpa divina; el harpa humana es análoga a