Page 81 - Revista Amanecer Online AGO/SEP 2022
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      El fantasma de la fiebre amarilla
 El fantasma de la  Por el año 1871, más precisamente entre los meses de enero y junio,
 fiebre amarilla  la ciudad de Buenos Aires recibió la visita de un fantasma. Nadie


      conocía  su  origen.  Debido  a  que  en  un  comienzo  las  personas
      atacadas por él vivían en los alrededores del Riachuelo y teñían su
      piel de color amarillo, el imaginario colectivo lo bautizó con el nombre
      de “fantasma amarillo que emerge de las aguas.” La terrorífica
      presencia llegó a paralizar el desenvolvimiento administrativo de la
      ciudad y arrasar con gran parte de la población. La gente, espantada,

      emigraba hacia zonas alejadas, abandonando sus hogares. Para dar
      una idea del desastre que asoló a la población, bastaría recordar que
      de los 190.000 habitantes, residentes en ella, 14.000 murieron entre
      las garras del fantasma, provocando en la pirámide de la población

      una considerable muesca.
 María Alicia Farsetti
 Escritora y médica.
      A pesar de los esfuerzos que realizó la oficialidad para minimizar el
      pánico,  llegó  un  momento  en  que  se  vieron  obligados  a  tomar
      medidas drásticas; únicas en la historia del país. No solo aconsejaron
 ¿Cómo se sale de esta crisis recurrente que padece la
      el éxodo en masa de los pobladores sino que lo facilitaron, otorgando
 Argentina y abarca campos claramente visibles e   pasajes gratis, casillas de emergencia y hasta vagones de ferrocarril,

 intrínsecamente confundidos entre política y economía,   como viviendas provisorias, ubicadas en San Martín, Merlo y Moreno.
 ética y moral?
      En  el  mes  de  abril,  a  dos  meses  de  iniciado  el  episodio,  solo
      quedaban en la ciudad 60.000 habitantes; vale decir, menos del
      tercio de la población normal. Y no se trataba precisamente de gente
 Cuando a comienzos del año 2020 se desató la eclosión pandémica   sana,  sino  de  convalecientes  minusválidos  que  milagrosamente
 de  COVID,  cruzó  por  mi  memoria  aquel  interesante  programa   escaparon de la muerte, enfermos, moribundos, y algunos heroicos

 televisivo cuyo nombre era: “El país que no miramos”. Este trágico   en  post  del  deber  que,  aunando  esfuerzos,  ayudaban  a  sus
 episodio no fue el único: algo más de un siglo atrás, formó parte de   semejantes.
 nuestra historia.
      En aquel entonces, el diario “La Nación” omitió describir el desastre
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