Page 54 - Revista Amanecer Online AGO/SEP 2022
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      cuenta propia. Y de ahí a París como meca del arte en franca libertad,              consenso.  Allí,  Dalí  dio  conferencias,  diseñó  joyas  y  proyectó
      ciudad-luz a la que se trasladó con su hermana y en la que también                  escenarios para cineastas de Hollywood, Alfred Hitchcok entre ellos.

      frecuentó a otro de sus ídolos: Pablo Picasso.                                      Los surrealistas europeos ya lo habían expulsado de sus filas “por

      Y en 1929, Dalí descubrió a Helena Ivana Diakonova, alias Gala,                     realizar actos contrarrevolucionarios dirigidos a glorificar el fascismo
      quien en menos que canta un gallo se convertiría en su compañera y                  hitleriano”,  pero  Dalí  siguió  participando  de  las  exposiciones  del
      su musa inspiradora. Nacida en 1894 en Kazán, Rusia, en 1913                        grupo por ser un polo de atracción que Bretón no desestimaba. Y
      había sido enviada por su familia a un sanatorio suizo por presentar                creó un pabellón para la Feria Mundial de 1939 y, en 1942, el Museo
      síntomas de tuberculosis. Allí, ella conoció al poeta francés Paul                  de  Arte  Moderno  de  Nueva  York  le  dedicó  una  consagratoria

      Éluard, quien, con Bretón y Louis Aragón, fundamentó el programa                    retrospectiva de 18 dibujos y 50 cuadros. Lo que, al menos por un
      rebelde del movimiento surrealista. Corría 1917, y Gala y Éluard se                 tiempo, le permitió venderle campañas de publicidad a revistas de
      casaron, y comieron perdices, y fueron felices. Pero ese fatídico                   moda  como  Vogue,  y  vestuarios  y  ambientaciones  a  varios
      verano del ’29 a ambos se les antojó visitar al joven pintor Salvador               productores de Broadway.
      Dalí en su lejano refugio de Portlligat, cerca de Cadaqués. Y en esas               Entretanto, España estaba en plena guerra civil, y Dalí la reflejaba con

      vacaciones catalanas, Dalí y Gala se amaron... a espaldas de Éluard.                ojos huecos y calaveras secas, expresando y ocultando a la vez un

      Posteriormente, viajó a París para inaugurar una primera muestra                    ingobernable pavor ante la sola idea de su propia muerte. Y en 1948,
      suya  en  la  metrópoli  francesa,  pero  con  la  secreta  idea  de                ya con las arcas vacías, regresó a Europa y se instaló, con Gala, en
      “secuestrar” a Gala. Y lo hizo. Y juntos huyeron rumbo al balneario                 Portlligat. Además, la galería Goemans estaba al borde de la quiebra
      español  de  Sitges,  aunque  no  sin  antes  asistir  a  la  buñuelesca            y no podía vender ni una de sus pinturas. Entonces, a Dalí se le
      proyección privada de Un perro andaluz y “blanquear” su estado. La                  ocurrió confeccionar “objetos delirantes” (un teléfono-langosta de

      amistad, primero que nada. A partir de entonces, Gala se convirtió en               mar,  uñas  artificiales  espejadas  para  mirarse,  maniquíes
      su modelo exclusiva y excluyente, y lo siguió en sus largos viajes y                transparentes  llenos  de  agua),  que  Gala  salió  a  vender
      estadías por Europa y los Estados Unidos. Finalmente, de 1970 a                     personalmente. Días en los que se ganó el mote de Ávida Dollars
      1982, Gala habitaría el medieval, estrafalario, daliniano Castillo de               (“ávido de dólares”), construido a base de las letras de su nombre y

      Pubol, donde hoy yace sepultada (castillo que, desde 1996, está                     apellido mezcladas en otro orden.
      abierto al público como Casa-Museo Gala-Dalí).                                      En los ’50 atravesó una crisis de fe religiosa y pintó los grandes

      Comenzada la Segunda Guerra Mundial, se establecieron en Estados                    temas de la cristiandad: desde una Madonna de Portlligat hasta su
      Unidos,  donde  la  pintura  surreal  u  onírica  obtenía  un  curioso              versión de La última cena, pasando por el célebre Cristo de San Juan
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