Page 86 - Revista Amanecer - Octubre 2021
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      compañero hostil y, ¡cómo manchaba!

      ¡Qué locura, qué largos eran esos años! Parecían una eternidad.
      En ellos, la noche de Reyes y sus desilusiones en la mañana del
      6 de enero, ante pedidos ambiciosos. Alguna carta de pedido
      puesta en el buzón de la esquina. Luego venía el cartero y
      gritaba tu nombre de remitente…si era bueno te la devolvía
      diciendo “ya la leyeron”.


      Los  carnavales,  disfraces,  murgas  y  guerras  barriales  con
      baldes de agua,  corsos y bailes masivos. Luego Semana Santa,
      de  larguísimas  procesiones  y  alguna  devota  que  subía  de
      rodillas los escalones de la iglesia.  Venían el 25 de mayo, el 9 de
      julio, con paisanos a caballo y algunas veces con carreras de
      sortijas en las fiestas barriales.  San Pedro y San Pablo, un mes
      antes juntando madera, y con una larga soga, sacando ramas de
      los árboles. Acumulando cajones de fruta, para hacer fogatas
      gigantescas y muñecos que se quemaban.  Luego el ritual, la
      delicia de las “papas a las brasas”. Navidades y Años Nuevos,
      cohetes, cañitas voladoras, los papelitos tapaban los zapatos en

      la calle y había terribles rompe - portones que se estrellaban
      contra paredes para hacerlos reventar. En el correo, o en las
      unidades básicas peronistas dos botellas de sidra y un pan
      dulce. Eso si alguien o algún sindicato te tenía que dar el bono.

      ¡Dios  que  tiempo  lejano!  de  hospitales  públicos  limpios,
      educación primaria con guardapolvos blancos (para ser todos
      iguales) y docentes que el primer día se presentaban diciendo
      “chicos  yo  soy  la  maestra,  es  decir  “la  segunda  mamá”.
      Secundaria,  técnica  y  universitaria,  todo  gratuito,  súper
      organizado y disciplinado.
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