Page 108 - Revista Amanecer - Octubre 2021
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       que llegan hasta nuestros días, pensando que solamente la
       mano de obra de un país, hace posible su ventura económica.

       Todos  los  personajes  de  la  novela,  conforman  una  vida
       genuina,  indiscutible,  incluso  aquellos  que  solo  son
       pergeñados muy por arriba. El autor brilla como hacedor de
       protagonistas  que  se  asemejan  a  la  realidad,  por  una
       indiscutible singularidad. Representa en cada uno de ellos, un
       aspecto de la sociedad cubana.


       Cecilia  y  Leonardo,  en  su  mentalidad,  son  iguales:
       superficiales, eróticos, caprichosos, sociables. Ella desea subir
       en la escala social, mientras que él es apático, despreocupado
       por la situación imperante. Pero, en el estrato más bajo, los
       esclavos, negros y mestizos, son los verdaderos personajes
       colectivos. Componen el desarrollo de la novela.

       Esta disociación de actores, elaborados por capas, aumenta la
       importancia social de la obra, que en sí, no es un alegato en
       contra de la esclavitud, o a favor de la eliminación de la trata;
       más bien es un “mirar” desde su punto de vista político-moral,

       ya que continuando con la corriente romántica que el cultiva,
       presenta al negro como un “noble salvaje”. Un ser que debe
       “blanquearse”, perfeccionarse. Implícitamente, sugiere que no
       pueden ser tenidos en cuenta en el proyecto nacional cubano.
       Mantiene, por así decirlo la marginalidad del afrocubano en el
       contexto que le rodea.

       Esta  obra,  en  el  transcurso  de  los  años,  ha  sido  tratada
       innumerables veces.

       El  escritor,  crítico  literario  y  diplomático  chileno,  Fernando
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