Page 62 - Revista Amanecer Online Abril 2022
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Es decir, para muchos “sabios” de fines del siglo XVIII y de buena
parte del XIX, la existencia de Troya y la guerra consecuente entre
aqueos y troyanos había sido una gran mentira, un mero cuento de
hadas, no solamente sus dioses.
Cabe destacar que dichos sabios (así se solía llamar a los hombres
de ciencia de la época) eran absolutamente democráticos: junto a los
dioses del Olimpo homérico desecharon a todo dios de cualquier libro
sacro (y no sacro), sin importar su origen. De hecho, sus críticas y
condenas pusieron al mismo nivel de sospecha y desprecio a la
Biblia, el Corán y demás. Y la Ilíada era otro más “de esos”.
Pero hay que considerar un atenuante. Al contrario de lo que ocurría
con Egipto, del que se tenían las enormes pirámides y por ende no
era posible negar su vieja civilización, de la famosa Troya no
aparecían ni rastros, pese a la Ilíada y a toda la tradición
grecorromana desperdigada en los textos antiguos. Y si no existía
nada, era porque simplemente la ciudad no había existido nunca. Tal
era la postura científica del siglo de las luces y del siguiente.
EL TEMA CENTRAL: LA GUERRA DE TROYA
Ahora bien, la Ilíada nos relata un conflicto armado como tema
principal.
Allá a comienzos del siglo XII a. JC se levantaba una fuerte ciudad a la
entrada del Helesponto (actual estrecho de los Dardanelos) que
molestaba demasiado: Troya o Ilión, de ahí el nombre del libro.
Hay quienes piensan que probablemente obstaculizaba en cierta