Page 72 - Revista Amanecer Online Abril 2022
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En nuestro país, Argentina, la literatura policial tiene un gran auge en
la década del 40. En 1942 Jorge Luis Borges escribe “La muerte y la
brújula”, y junto con Adolfo Bioy Casares, publican “Seis problemas
para don Isidro Parodi”, bajo el seudónimo de H. Bustos Domecq.
Parodi es el típico detective racional que resuelve los enigmas,
aunque lo hace desde una celda en la Penitenciaría Nacional. En
1945, Bioy Casares escribe con Silvina Ocampo Los que aman odian,
solo para mencionar algo de lo que se produjo en esta década tan
significativa.
En 1950, la revista Vea y Lea organiza un concurso de cuentos
policiales que recibe cerca de doscientos relatos. Con esta y otras
publicaciones, el policial sale de un círculo intelectual y pasa a un
período de mayor difusión y de aparición de nuevos autores. En estos
años, además, continúan las publicaciones de la colección El séptimo
círculo de Emecé, dirigida por Borges y Bioy Casares y Rodolfo Walsh
presenta la primera antología argentina del género: Diez cuentos
policiales argentinos (1953) con relatos de Borges, Leopoldo Hurtado,
Facundo Marull, Adolfo Pérez Zelaschi, Manuel Peyrou, Bioy Casares,
y de él mismo, entre otros.
De 1955 es la famosa novela de Marco Denevi, “Rosaura a las diez”
y Velmiro Ayala Gauna publica “Los casos de Don Frutos Gómez”,
con un comisario de campo que, con su simpleza, resuelve las
situaciones más complicadas. En los años 60, siguen las
publicaciones de cuentos y novelas del género, y posteriormente,
aparecen varias antologías en el país y el exterior.
Haciendo un gran salto en el tiempo, en los 90 y siguientes, tenemos