Page 24 - Revista Amanecer Online Abril 2022
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Otra idea sostiene que la reliquia es el resultado de la costumbre,
iniciada en Europa hacia el año 1.500, de hacer copias del Santo
Sudario para repartirlas en conventos, iglesias y monasterios. Las
mismas eran ejecutadas por artistas anónimos pero muy hábiles.
Para darles un carácter realmente sacro, estas creaciones eran
puestas en contacto con el Lienzo original, lo que habría originado la
creencia en la traslación milagrosa de la imagen. Quienes sostienen
esta hipótesis, hablan de entre 25 y 50 copias dispersas por el
mundo. Pero no pueden explicar dónde se encontraría aunque más
no fuera cinco o diez de las mismas. De más está decir que las
características tan especiales de la figura humana que aparece en el
lienzo no es algo que fuera posible realizar a artista plástico alguno de
aquellos tiempos. Precisamente este es el aspecto central que ha
sorprendido a todos los especialistas. No es una pintura ni algo que
se encuentre adherido de manera conocida alguna.
Una tercer propuesta sostiene que, tanto la que se venera en Turín
como las dos llamadas “copias”, son trabajo de anónimos
alquimistas y que, por eso, no hay datos concretos de estos objetos
antes del siglo XV. Con fórmulas sólo conocidas por estos alquimistas
habrían conseguido dar a la tela las enigmáticas características que
posee la figura humana que se observa. Sobre todo esto hay
comentarios, pero no certezas.
Pues bien, la idea de la tela exhibida en Santiago del Estero es una
copia más de tantas, no encuentra sustento alguno. La de que fuera
una de tres hechas por alquimistas no deja de ser una posibilidad.
Pero aunque así fuera, entonces no estaríamos ante una “copia” sino
ante tres ejemplares originales.